Oliver: el perro que sabía lo que quería
Oliver (por un rato Coco y antes no sabemos)
Me contacta D, contándome que encontró un perro en la calle. Puso carteles, publicó en las redes por si encontraba a su familia, pero no hubo caso. Lo bautizó Coco. Me preguntó si podía ir a verlo para comunicarme con él y preguntarle qué le había pasado, de dónde venía, por qué se había ido de su casa (era evidente que vivía en una casa) y, sobre todo, por qué quería irse todo el tiempo. Corría, corría, corría, como escapándose. Y cómo era la familia con quien le gustaría vivir.
Coco dijo que él se había escapado de una familia donde parecía que había llegado un bebé, que lo molestaba mucho y que él, para cuidarlo, para no enojarse y lastimarlo, prefirió irse. Pidió explícitamente que le encantaría ir a vivir con un varón joven, con quien pudiera salir a correr, pasear juntos, hacerse compañía (fue muy explícito en su preferencia de que su nuevo humano fuera masculino).
Al poquito tiempo, D me contactó para contarme que había aparecido adoptante para Coco, que se habían enamorado mutuamente. Un varón joven.
Hoy me escribe para mandarme este video de Oliver (así se llama hoy), con su hermano gatuno.
Dijo: “realmente hicimos lo que él pidió, conseguirle un compañero masculino y está súper feliz. Él tenía una fuerte tendencia a salir corriendo y ahora mi amigo hasta lo saca a veces sin correa y Oliver camina junto a él tranquilo. Ya no se quiere ir a ningún otro lado.”