SILVIA

“Un año más en este camino iniciado bien vale reflexionar acerca de las experiencias durante el aprendizaje.
Recibí las indicaciones para realizar las prácticas con una gran apertura, un entusiasmo para el desafío que nada podía derribar. Sin embargo, ese entusiasmo muy pronto sería puesto a prueba en virtud de encontrarse frente al descreimiento y la desacreditación al invitar a ingresar a un terreno olvidado andado por nuestros ancestros, que está allí para ser recuperado, recordado, visto, oído, intuido. Mas después pude reflexionar que esto se produce por la falta de conocimiento, el desinterés por aprender o moverse fuera de lo tradicional y salir del estanco.
Este recorrido para mí es mágico, sagrado, sublime, es “El Portal” para dar cuenta del respeto que recibe. Todavía tengo grabada en colores la imagen, con todos sus contenidos, de un libro titulado así que pude “ver”, quien sabe más adelante sea realidad. 
Al principio no me di cuenta que un animal recién desencarnado me llevaría a vivir esta especie de “aventura”: la de nada más ni nada menos que reconectar con mi esencia y fusión con el todo. De aquí que su nombre no fue casual, qué gran nombre: Eros. Solo un maestro, espejo y sanador puede ser portador del mismo. Al abandonar ese plano de inmediato su espíritu entró en resonancia con el mío y como guía espiritual su mensaje traducido sería “ve por acá” “sigue acá”, “esta es la puerta” “tú tienes la llave, ábrela” y ¿qué hay del otro lado? La comunicación interespecies.
Y así fue que, de a poco, mis maestras comunicadoras me enseñaron a tejer el mandala, me enseñaron a armar el puzzle, pieza por pieza. Y el mundo intuitivo comenzó a fluir, el duelo se convirtió en poesías, las fotografías cobraron vida y llegó una vibración diferente. Poco a poco descubrimos un nuevo canal por sintonizar, la sincronía a veces nos toma por sorpresa dejándonos atónitos y las resonancias sistémicas comienzan a manifestar.
Atrás quedan horas de instrucción, de inversión, prácticas, material de estudio, literario, científico y análisis de múltiples casos. Esta disciplina es amorosa porque abraza el todo. Es inclusiva. Acoge diversos matices de las más altas escuelas orientales, desde meditación hasta aplicación de leyes universales. Del pensamiento sistémico y arquetípico hasta los órdenes del amor de BertHellinger por citar los de mayor difusión. De la telepatía basada en la teoría de morfogénesis de Rupert Sheldrake. De ingresar y comprender los planos sutiles, al mundo de las emociones, los chakras, los colores, los síntomas, las enfermedades, el comportamiento animal-humano, la etología, la educación, alimentación y así podría continuar citando.
Confío a futuro en que la ciencia veterinaria tradicional junto a la veterinaria holística, la etología, la educación, los propios sistemas familiares y la comunicación animal-humana puedan conformar un amoroso circulo de sanación por el bienestar animal.”