Quiénes somos
Los inicios
Mi nombre es Verónica Kenigstein. Muchas personas conocen a Francisco de Asís. Otras también lo conocen al Dr. Doolitle. Lo que ambos tenían en común era que podían comunicarse con los animales. Después de un viaje de conciencia al interior de mí misma me di cuenta de que yo también puedo hacerlo. Hablo en plural (quiénes somos) porque Polo, mi compañero perro, un perro-buda, meditador, un genio despertador de conciencias; Pancha, hermosa y suave y Alfred, un perrito sereno y muy tranquilo son mis co-terapeutas. Princesa y Cleo (hermanas gatunas que nos acompañan sutilmente subidas a su árbol), Taysha, que tanto me enseñó con su vida y su muerte y Allegra, potranca alazana con fuerte caballonalidad propia también son parte de la familia.
Este proyecto es la integración y manifestación en la realidad de quien soy y lo que me apasiona. Me hace feliz compartirlo con ustedes.
Un poco de historia: cómo llegué hasta aquí
Amo a los animales desde antes de tener uso de razón. Nuestra conexión es tan plena que desde siempre quise tener la posibilidad de comunicarme profunda y sutilmente con ellos. Después de un largo recorrido y de un viaje que hice en 2013, me di cuenta de que puedo. Estoy más que agradecida. Es un deseo de mi alma desde hace muchísimo tiempo. Mi amor por los animales se ve recompensado teniendo la posibilidad de comunicarme con ellos y ayudarlos a cumplir su misión de vida y a obtener lo que necesitan y por alguna causa no están recibiendo. Y a poder dar (conscientemente para los humanos que los acompañamos) eso que desde su amor incondicional tienen para nosotros. Simple y humildemente quiero dar las gracias. Este es un espacio para transmitir esta información a quien esté dispuesto a escucharla. Se llama Hablo con animales, al servicio del Amor entre especies porque su propósito es difundir y expandir el amor incondicional que podemos sentir con y por los animales que nos acompañan, de ida y vuelta.
Me acercaron un video sobre una comunicadora de animales (era la tercera con la que me encontraba en los últimos meses). El video, que me llegó al alma y me hizo emocionarme hasta las lágrimas, me ayudó a aceptar y manifestar que esa es la misión de mi vida. A partir de verlo empecé a investigar un poco más y decidí re-orientar mi formación hacia ahí para empezar a dedicarme a eso (no es nuevo, vengo formándome para trabajar con animales desde hace tiempo). Cuando era adolescente, mi elección vocacional primaria era la etología (psicología animal), pero hace más de 30 años no existía en América Latina. Mi amor por los animales data desde que estaba en la panza de mi mamá (o antes, creo) y me emociono y siento plena cuando estoy entre ellos, de cualquier especie.
Fui haciendo un camino profesional que me llevó a estudiar la comunicación, luego la psicología, la empatía, el amor y finalmente ahora el comportamiento y psicología de los animales.
Tengo una amplia formación como terapeuta que me permitió hasta ahora asistir a personas a reencontrarse con su paz interior y su bienestar. Esto me da herramientas para acompañar a seres sin importar su especie, desde el amor, la empatía, la conexión y ayudar a recuperar el equilibrio. Vengo recorriendo un largo sendero espiritual desde hace años y llegué a afinar mi capacidad de contacto en una formación que hice para profundizar la conexión con lo esencial. Los animales que me acompañan en casa me están enseñando muchísimo sobre mí y sobre la vida (los tuyos también pueden hacerlo contigo); sé que el camino es relajarme y disfrutar. Como hacen los animales cuando confían y se sienten amados.
Pancha, la ternura con pelos.
La Princesa de la casa
Allegra nos ayuda
Los que ya no están
Polo, mi compañero de siempre
Alfred, un ejemplo de serena aceptación
Cleo, la paseandera
Taysha, mi guía espiritual