Qué significado tiene la comunicación verbal para los animales
Preguntas y respuestas: "La comunicación, en ultima instancia, es verbal. ¿Qué significa comunicarse con intencionalidad energética?"
La primera afirmación de esta oración está definitivamente expresada por un ser humano. ¿Por qué digo esto? Porque los únicos seres en el planeta para quienes la comunicación es verbal (y, como ya veremos, sólo en una mínima medida) es para las personas. Todos los demás seres de la Tierra se comunican a través de otras vías: el cuerpo, la energía, la intención.
También los seres humanos nos comunicamos a través de las distintas partes de nuestro cuerpo, respondiendo a nuestras intenciones (conscientes o inconscientes) y nuestro estado energético.
Muchas veces, los humanos creemos que los animales comprenderán nuestras palabras, simplemente porque nosotros queremos que así sea (y porque como nos conocen, así lo harán). Sin embargo, ellos leen perfectamente y con mucha precisión nuestro lenguaje corporal que, muchas veces, es incongruente con lo que suponemos que queremos expresar y con lo que decimos verbalmente. Un ejemplo bastante habitual. Le decimos al perro: "no te subas al sillón". Y mientras se está subiendo, como nos da ternura, sonreímos y le damos un beso en el hocico o lo acariciamos, mientras decimos: "¡pero qué perro desobediente!" ¿Qué creen que leerá el perro? ¿A qué preferirá hacerle caso? Exacto, acertaron. A lo que dice nuestro cuerpo (sonrisa, caricia, beso en el hocico), más que a las inconsecuentes palabras. Y continuará en su hábil trepada del mullido sofá.
Estudios sobre los procesos comunicacionales indican con mucha claridad que las palabras representan solamente el 7% de todo el mensaje que transmitimos a nuestros interlocutores. El 93% restante tiene que ver con el lenguaje corporal, el tono de la voz, la expresión y el gesto facial. Además, los animales, como se comunican directamente desde el instinto y la emoción (más allá de que tienen por supuesto procesos cognitivos y mentales y toman decisiones en función de los distintos contextos) responden más directamente a lo que sienten, cuando se conectan empáticamente con nuestras emociones e intenciones que a lo que decimos con palabras.
Por otra parte, como ocurre con nuestro inconsciente, los animales comprenden por lo positivo, en lugar de por el "no" (en "no te subas al sillón" el "no" queda en su mente afuera de la frase y queda "subas al sillón". Con nuestro inconsciente pasa lo mismo y no comprende segundas intenciones).
Es posible, claro, que un animal comprenda el significado de distintas palabras (hay estudios que demuestran que hay perros capaces de reconocer más de 1000 objetos diferentes por su nombre). Podemos enseñárselas (algunos las aprenden solos, por asociación) para abrir y profundizar nuestros canales de comunicación entre especies. Sin embargo, como integrantes de una especie que usa el lenguaje verbal como base consciente de sus comunicaciones, nos vendría muy bien comenzar a considerar seriamente lo que proponemos a nuestros interlocutores (de la especie que sea) desde nuestro cuerpo y nuestra intencionalidad energética.
¿Qué significa esto? Empezar a concientizar lo que decimos con el cuerpo, darnos cuenta de nuestra intención genuina y ser capaces de transmitirla en silencio a nuestro interlocutor. Para los animales, cada parte del cuerpo tiene una manera propia de transmitir significados diferenciados. Existen distintas manifestaciones energéticas del propio estado: emociones,
sensaciones, intenciones y saber usar ese lenguaje con precisión permite hacer fluido el vínculo: ¿tengo miedo? ¿me siento segura? ¿mi intención es entrar en conflicto o darte un aviso? Ellos lo saben. Quienes necesitamos aprenderlo somos los seres humanos. Recuperar una parte perdida, dormida u olvidada de nuestra esencia. Y para ello, los animales son
magníficos maestros.
Reflexionemos: ¿lo que nuestros animales nos reflejan, coincide con lo que queremos decir? La solución está en tus manos.
Lic. Verónica Kenigstein
www.amorentrespecies.com