Cuando las ideas son novedosas, el sistema se defiende
Hoy hablaba con una amiga y consultante (por su gato) sobre un tema que viene dándome vueltas hace ya un tiempo. A lo que me dedico es novedoso, raro, poco usual. Como ocurre con muchos pioneros en la historia de la humanidad, al principio la propuesta es objeto de burlas, de descreimiento, de acusaciones de falta de base científica. Pero como se ha demostrado ampliamente a lo largo de la historia, lo que al principio parece loco y desdeñable, luego la humanidad no puede creer que en su momento no pudiera verse. Pensemos si no (para nombrar solo unos pocos) en Galileo, Freud, Rogers, Jesús, Edward Bach, Hanehmann, los pioneros del trabajo terapéutico con animales, quienes decían que los esclavos (y las mujeres) no tenían los mismos derechos, sentimientos y capacidades cognitivas (y hasta alma) que el resto de la humanidad. Mi predicción es que con la telepatía y la percepción de la dimensión espiritual de los vínculos y la experiencia vital pasará lo mismo. ¿Hoy no tiene base científica? Quizás no. ¿No se puede explicar con medios “racionales”? Quizás no. ¿Que algunos no creen y no conocen y no entienden y por eso lo critican? Así es. Pero eso no significa que no exista y que no funcione. Y como demuestra hoy la física cuántica (y esto sí es científico), la realidad depende del observador que la percibe. Como dijo uno de los maestros de la historia de la humanidad: “quien tenga ojos para ver, que vea; quien tenga oídos para oír, que oiga”. En algún tiempo dirán: “qué insólito, que en el siglo XXI no creían en esta dimensión, hoy innegable.”