Los problemas de comportamiento en los animales domésticos. Introducción
Los animales, por naturaleza, están conectados con la paz. Con los animales domésticos, cuando existe algún problema de comportamiento, en la mayoría de los casos (por no decir en todos) la causa suele estar en el estrés, en la falta de confianza y de relajación que, por lo general se relacionan con conductas humanas, dada la falta de conocimiento de algunos humanos de los animales que tienen a su cargo.
Los animales domésticos tienen sus propias características generales que se originan en la pertenencia a su especie (en notas sucesivas iremos describiendo algunas de ellas). Por supuesto, también cada individuo tiene sus propias cualidades, siempre sobre la base de la especie. Cuando decidimos adoptar a un animal para compartir tiempo, energía y especio con él o ella, es importante que conozcamos sus necesidades básicas, para ser capaces de brindar cuidado y respeto, dos componentes esenciales del amor. Los otros dos son el conocimiento (de cada ser en particular) y la responsabilidad (ser capaces de tomar decisiones cuidadosamente consideradas sobre la base de los 3 componentes anteriores).
A veces, los animales que nos acompañan muestran problemas, conflictos de relación o de comportamiento, conductas que no se adaptan a lo que esperamos de ellos. Todas esas son señales de que algo no está bien para ellos. Su función es avisar a los humanos que hay alguna necesidad que no está siendo satisfecha. Para resolver el problema, necesitamos conocer la especie, a veces la raza con sus características particulares y las cualidades específicas de cada individuo. Pero además, la relación con el humano y sus propias características y (en particular) sus debilidades ejercen influencia sobre la conducta del animal. Por eso, no solamente es importante conocer a la mascota, sino también a nosotros mismos.
Cuando tomamos la decisión de adoptar a un animal, estamos haciendo una declaración de principios. Solamente tiene sentido y validez ética cuando la decisión proviene del amor y la posibilidad de compartir lo que tenemos (en lugar de buscar algo que necesitamos) y cuando nos guía la responsabilidad y el compromiso con ese ser vivo que, al estar domesticado, pierde parte de su instinto natural de supervivencia.
Si la decisión se toma a partir de la carencia (algo que no tenemos y que suponemos que el animal va a darnos) la motivación puede ser errónea. Sobre todo porque, aunque el amor de ellos es incondicional, podríamos estar pidiendo algo que quizás no vayamos a recibir, si no tenemos la suficiente entereza como para acompañar procesos que, probablemente disparen nuestras debilidades más profundas (impaciencia, ansiedad, miedos, brusquedad en los movimientos y acciones) que pueden estar a la vista o escondidas. En este sentido, los animales domésticos nos ayudan a vernos, a conocernos, a evolucionar como seres espirituales. Siempre y cuando estemos dispuestos y abiertos al aprendizaje.
El primer disparador de conciencia que me gustaría sembrar es: si en la relación con el animal, te surge algún sentimiento (positivo o negativo) esa emoción es tuya. Depende de ti cómo la transites. El animal sólo te está sirviendo de espejo para que puedas verla y sentirla con claridad. Y en cualquier caso, la respuesta para solucionar problemas siempre es el amor y no la violencia (los gritos o golpes sólo empeorarán las cosas). ¿Te gustaría aprender a relacionarte mejor con tu amigo animal?
Lic. Verónica Kenigstein
www.amorentrespecies.com
Comunicación animal-humano.
Al servicio del bienestar, la conciencia y la paz